Hoy me robaron 100 lucas. No es una expresión figurativa o simbólica, es una realidad, fue un burdo hurto, un acto agresivo y delictual en contra de mi propiedad. A minutos de ocurrido el “estúpido” robo, me sentí horrible, violentado y engañado.
Caminando con las manos en la cabeza, con actitud de exijo una explicación y mientras me repetía las preguntas ¿cómo? y ¿por qué?, recordé ese cuento sobre el monje budista que vivía sólo en una choza y que fue asaltado por un grupo de furiosos bandoleros.
La historia dice que el monje fue despojado de todas sus pertenencias, incluso de su ropa. En ese estado, desnudo, pobre y violentado se sentó frente a una preciosa Luna llena y expresó “Siento lástima por los ladrones, ya que no fueron capaces de llevarse la belleza de la Luna”.
Aunque no soy monje y estoy muy lejos de la iluminación ahora más tranquilo exclamó “Que pena por las ladronas, por que aunque me robaron 100 mil pesos, no pudieron arrancarme el amor y la compasión que siento en mi corazón”
Caminando con las manos en la cabeza, con actitud de exijo una explicación y mientras me repetía las preguntas ¿cómo? y ¿por qué?, recordé ese cuento sobre el monje budista que vivía sólo en una choza y que fue asaltado por un grupo de furiosos bandoleros.
La historia dice que el monje fue despojado de todas sus pertenencias, incluso de su ropa. En ese estado, desnudo, pobre y violentado se sentó frente a una preciosa Luna llena y expresó “Siento lástima por los ladrones, ya que no fueron capaces de llevarse la belleza de la Luna”.
Aunque no soy monje y estoy muy lejos de la iluminación ahora más tranquilo exclamó “Que pena por las ladronas, por que aunque me robaron 100 mil pesos, no pudieron arrancarme el amor y la compasión que siento en mi corazón”