La felicidad no es una quimera. Tampoco es un libreto o un guión sin final. Menos la percepción de lo imposible por sobre lo real. Creo que dista mucho de lo que nos venden como felicidad. Quizás ni siquiera sea un dogma o un camino.
En estas líneas escritas desde la experiencia y la vivencia, me adentro en el difícil, pero grato desafió de resignificar, cotidianizar y plasmar lo que ofrezco como mi hulimde mirada de lo que entiendo por felicidad. Con una perspectiva de paz, amor y esperanza, tan real y necesaria como el aire, la comida o el agua que requerimos para vivir.
Ser feliz.
Lo primero es considerar con realismo la posibilidad de ser feliz, aquí y ahora. Suena simple. Y es verdad. Es así de simple, sólo basta con desearlo y ser consecuente con lo que se pide. Cada uno de nosostros nos merecemos lo mejor de la vida. ¿qué gran noticia no?.
Sáben que hay gente que piensa que vino a la tierra para sufrir gracias a un acto Kármico. Uff que mochila más grande, eso de venir al mundo con la película escrita, primero es una lata y segundo, más me suena a una tortura que a una misión divina.
Cuando de verdad te decidas a ser feliz, te darás cuenta que a veces es más complejo vivir en felicidad, que simplemente conformarse con desearlo. Cuando me refiero al aquí y ahora, no es una frase publicitaria, es un acto concreto y plausible. Ahara bien, si ustedes creen que en este libro encontrarán una fómrula mágica para ser felices, debo solicitarles que no sigan leyendo, por que sólo estarán perdiendo un valioso tiempo que podrían disfrutar con su familia, amigos o con ustedes mismos.
La felicidad esta motivada por un acto del libre albedrío, en donde luego de un sin fin de experiencias y reflexiones, decido despojarme de lo que no necesito, para vivir 24 horas al día en felicidad. Para ello elijo quedarme tan sólo con lo que me hace feliz. Pero ojo, mucha gente reclama y expresa deseos de vivir en felicidad, pero no esta dispuesta a dejar lo que la amarra al sufrimiento, apegándose a él en un acto de locura y estupidez.
