
Hoy mientras veía, sentía y olfateaba la lluvia, pensé en que los fenómenos no son malos o buenos en si mismos. Bien por Santiago que verá como su aire es limpiado por el agua, pero muy mal por la gente que se mojara y sufrirá los embates de la naturaleza. De esto desprendo que todo en la vida tiene un aspecto positivo y negativo, no se me ocurre ninguna excepción, nada que sea permanente, rígido, ostracista o suficientemente dogmático.
Por esto me niego a pensar que sólo exista una forma de ver o apreciar las cosas. Sin lugar a dudas quizás sea mejor centrarnos en la capacidad de adaptarnos con sutileza y gentileza a los movimientos y circunstancias de la vida, que tal como el agua se adhiere y expande en las distintas formas del planeta. No combate ni rehuye los problemas, los acoge y absorve.
Lo dinámico de la existencia parte con nuestro nacimiento y termina con la muerte, ninguna de las dos pueden ser sustitutidas y constituyen landmarks de la existencia humana, pero aun así, ninguna de las dos son 100% positvas 0 100% negativas, si no nacieramos no podríamos vivir y si no murieramos nadie más podría venir a este mundo...
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