Doy gracias por cada una de las experiencias de mi vida, las buenas, las malas, las tristes, las felices y las traumáticas, todas constituyen mi todo, mi vida, mi ser. En estas últimas semanas he logrado ver con plenitud el sol. Me siento feliz. Puede sonar a locura, pero estoy feliz por que en una semana perdí varias cosas y gracias a eso aprendí que la vida es solo eso, instantes. No existe propiedad, ni dominio, todo fluye y se transforma. Asi como nadie puede bañarse dos veces en el mismo rio, tampoco podrás encontrarte dos veces con la misma persona...
Sólo somos pasajeros en tránsito, bailarines que se mueven según la tonada y que deben aprender a girar mientras dure la canción, pero al terminar, hacer la reverencia y permitir que tus miles de compañeros o compañeras, sigan probando suerte hasta encontrar al mejor acompañante.
Basta con mantener la cabeza en los hombros para saber que eres feliz. Me enorgullezco de lo que soy, amo y vivo con todo. No me guardo nada, por que estoy seguro que al final de los días la coherencia y el compromiso me mantendrán tranquilo con mi ser.
Ayer alguien me dijo que mi error era entregarlo todo. Por unos momentos me quede en silencio. Desde mi corazón la respuesta se articuló en mis labios, ¿Cómo va ser un error dar la vida por tus sueños, esperanzas y deseos?. ¿Te imaginas a un jesús arrepentido por morir en la cruz?, o ¿a un Sidharta incapaz de asumir su destino de iluminación?. Lo que si descubrí es que después de darlo todo y decirlo todo debes permitir el viaje con cariño y humildad sin ego ni posesión. Si las cosas no son y no fueron, no lograrás cambiar la voluntad o contexto de otro. Aunque es normal que te sientas triste, honra tu vida y la de tu compañera circunstancial de camino.
Piensa en que no hay acto más bello y desprendido que aquel amor que se entrega sin pedir nada a cambio, permitir y querer que el otro este mejor y sea feliz, y si para eso es fundamental que se vaya y te abandone, entonces agradece a la vida por darte la oprtunidad de hacerlo y permitirlo, deseale suerte y ofrecele los más altos parabienes. Besa su frente y despídete para siempre. Ordena tu traje, seca las lágrimas y esboza una sonrisa, algún día el hielo se derritirá y nuevamente nacerá el amor.
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