jueves, 15 de febrero de 2007

7 EL NÚMERO EQUIVOCADO



Pamela llegó cuando a la película le faltaban diez minutos. Como buen hombre despechado e insensible por el dolor, había inventado una tonta excusa para no verla, dolor de cabeza, pero la verdad ni yo lo creía. Tengo hambre me dijo, bajaré a comprar algo para comer. Bueno exclamé. Para mí, sólo era yo y mi televisión, además lo que estaba viendo pasó de ser una extraña película de suspenso para desencadenar un interesante argumento dramático. A veces creo que comento como Pasalacua. El malo resultó ser el bueno que cobraba una antigua ofensa que había terminado con la vida de su madre y padre. Él, criado por un reconocido pistolero a sueldo pasó su vida pensando y planeando en como ejecutar su venganza.

En eso entró la Pame, con papas fritas, completos y todo lo que pilló y pudo comprar de la picada del medio. Rodrigo quieres??? Me preguntó. No, gracias. Lo peor vino después de eso, subió su frágil humanidad a la cama. No me gusta que coman en ella, es una manía que me pegó mi vieja, pero ya no había vuelta atrás y no quería sonar descortés.

La película me dejó pensativo, vivir para sufrir, respirar para vengarse y encadenarse a la eterna búsqueda de la condena, son cosas que me atraen. Recostada junto a mí, su silueta transparentaba sus contornadas formas, los pechos mirando al cielo, sus piernas rozando mis muslos y la mirada fija en el país del más allá.

-Hoy es 14 de Febrero. No sientes que deberíamos hacer algo más romántico. Me siento extraña contigo, me gusta que esto sea sólo sexo, pero me molesta saber que no va para ninguna parte.

Me tomé mi tiempo para responder.

-Qué pasa Pame, te estas enrollando? Si esto te molesta, optemos por no vernos más.

-No sé trata de eso, es sólo que quise decirte lo que pasaba por mi mente. La verdad no es importante guapo. Mientras esbozó una coqueta mirada.

Mientras conversaba con ella, acariciaba sus muslos de arriba abajo, sin detenerme. Con la punta de los dedos recorría su pierna, apretaba, soltaba y volvía a contraer, ella respondió acariciándome bruscamente mi tetilla derecha, nunca me ha gustado que me toquen el pecho, pero esta sensación, aunque no era de mi gusto, tampoco me desagradaba por completo.

Tengo la sensación que cuando las mujeres dicen que no pasa nada, es por que algo pasa y el caos, la desconfianza y su naturaleza de manipulación esta vivita y coleando. A la mierda pensé, tendremos un rico sexo y todo quedará atrás.

Bruscamente acaricié sus cabellos, mientras mi mano jugueteaba entre sus piernas, incrustando los dedos con suavidad en su ropa interior. Sentí la humedad de la zona, una buena señal pensé. Con rapidez intenté sacar sus pantalones, ella me ayudó moviendo sus piernas. La piel suave y tersa parecía serlo más, con el reflejo de la luz de la luna que entraba por la ventana. Besé encadiladamente sus muslos y rodillas, mientras la masturbaba en el exterior de su sexo, acariciaba su lengua vaginal con los nudillos, al mismo tiempo que mis dedos presionaban hacia su abdomen buscando la cavidad más caliente y jugosa. Su cuerpo se explayó estirando el cuello y colocando su nuca para atrás, los cabellos claros recostados en la almohada, sus ojos cerrados y pequeños gemidos de placer evocaban de su boca.

No tengo que apurarme me dije, me encanta recibir el erotismo de los mohines, son como expresiones divinas razgadas del infierno, sus pechos cálidos y firmes, recibían la dureza de mis pequeños pellizcos y besos, intenté comerme de lleno sus ser, mientras más de su pecho ingresaba en mi boca, con mayor fuerza succionaba.

Ya desnudos por completo, me gire hasta quedar de espaldas en la cama. La Pame es una diosa lamiéndome el cuerpo, entre sus labios apretó mi miembro sin soltar los testículos, sus uñas recorrían mi cicatriz abdominal, esto es placer, la almohada me sirvió para aguantar los cosquilleos eróticos, con furia la empeñe de sus cabellos y la obligue a montar sobre mi cuerpo, mis manos en sus pechos para zigzaguear el movimiento de la pelvis que subía y bajaba, de ves en cuando apretaba mi cuerpo y la hacía subir con mi caderas escarvando la penetración, ante cada una de esas embestidas, su cuerpo reaccionaba como una loba en celos.

Acabó segundos antes que yo, lo que me permitió sentir con calma como el semen llenaba el condón y mi espalada sentía el escalofrío del placer.

Al finalizar le pregunté con voz de pendejo cabrón, ya se le pasó la wea??? Ahora está contenta??? Aunque se rió por mi pregunta, mis palabras entraron como el viento a su conciencia, impregnando en sus ojos esa mirada asquerosa que ponen las mujeres cuando quieren demostrarte que desean algo más que un buen revolcón.

Luego de eso, comenzó el reclamo constante, la confusión, las palabras inconexas que llenan el espacio y que podrían terminar en un crimen pasional. Me hice el hueón y no pesque, cuando la atmósfera era insoportable sonó el teléfono, una vez más la campana me salvaba, era mi amigo Willy que pasaba por unas cervezas.

-Estoy abajo de tu departamento cuál es el número.

-El 603 respondí, pero espera, yo baj0 que estoy acompañado.

-Por una perrilla maricón, me dijo.

-No hables así, estoy con una amiga pero sube y carreteamos los tres

-Yap vale, dile que invite a una amigo po.

-Me reí nerviosamente, sabía que tendría show.

La furia incomprensible de la Pame era comparable a la invasión de los Yanquis a Irak, me gritó, lanzó por su mi cabeza su ropa y llorando sollozaba. Cómo se te ocurre que harás subir a un amigo mientras yo este acá, quieres que me vista en 15 segundos, no cachas que vine para estar contigo???? No soy tu pasatiempo ni tu paño de lágrimas, no es mi culpa que tu ex sea una pendeja codiciosa, caprichosa y vengativa. En eso le encontré razón, mi ex si es una pendeja, pero ella no lo hacía nada de mal.

Que chucha, pensé, no más escándalos, me vestí rápidamente y bajé a conversar con mi partner. Mientras detrás de la puerta escuchaba sus gritos.

Caminamos un poco con el Willy hasta el bar de la esquina de mi casa, le conté la historia y mi análisis de las minas, que según yo, no importa la edad que tengan, siempre quieren algo más, no importa lo que sea, pero nunca se conforman con ni una wea, más y más, es su eslogan. Si uno es responsable, jugado y comprometido, querrán aventuras, libertad, espacio y mover el culo tranquilas, en cambio, si uno es lo contrario desearan que seas su príncipe azul y lacearte lo más rápido que puedan.

El Willy se recagaba de la risa, ya weón no pesques, las minas son así, uno también es más cuático que la cresta. En eso cuando ya las pistolas (Pisco con blanca) relajaron el ambiente me hizo la pregunta de mierda que invocó al mismo diablo.

-Oye Toti, así me dicen de pendejo, por lo menos las minas lo encuentran tierno, y quién es la diablilla.

-La Pame Lorca, una loca que trabaja para el diario Metropolitano.

-Rubia, de mediana estatura con buen culo y pechugas pequeñas pero paraditas como aceitunas con magnetismo hacia el cielo, ojos café claros, más tirados para pardos y que estudió en las monjas Francesas que vive en Pardo con Angostura en Providencia???

-Si hueón esa misma….

Fue lo último que alcancé a decir, mientras recibía un puño cerrado de mi ex amigo en el ojo derecho y un botellazo en mi cabeza, que me mandó a la posta.

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