jueves, 15 de marzo de 2007

Sólo preguntas.


No tengo respuestas. Para nada. Tampoco quiero tenerlas. Dudo de tí, de mi, del sol, de la luna, de los dioses, de la plenitud, de la paz, todo es ambiguo y caótico. Repaso centímetro a centímetro la existencia y aunque percibo la luz, quiero seguir buscando, escudriñando dentro de mi corazón. La señal de caín pegada en mi frente me hace dudar.


La cuarentena universal inflinge dolor y desconsideración. No concibo el camino espirtual como un acto con nombre, método o apellido, la forma amarra y coarta el libre albeldrío. Creo que dentro de los dogmas cualquiera que sea, incluso el de no tener dogma, nos amarra a algo que inflinge dolor y egoísmo.


No quiero poseer ni siquiera a un dios o a un ángel. Si me amas que sea en libertad disfrutando del existir juntos. Que mis palabras muevan al cielo y al infierno y que Dios y Satanás sigan jugando a las marionetas, por que no me interesa el falso juego dicotómico del bien y el mal.


Los seres humanos estamos demasiados condicionados con el pasado y el porvenir del futuro. Cuando lo importante es el aquí y ahora. Vivir, ser felíz. Dudar y comenzar a respirar. Para qué más fantasmas, druidas, monjes y estructuras que nos ligan al dolor y el sufrimiento del querer ser y no de simplemnte SER?

No hay comentarios: