miércoles, 5 de diciembre de 2007

VIVIR EL PRESENTE DE LA REALIDAD

No siempre es fácil aceptar la realidad. En este momento varios proyectos no me han resultado como quisiera, aunque he puesto mucha energía, dedicación y constancia para que sucedan ciertas cosas, “simplemente” no resultan.

Como me mantengo firme en creer en que no creo, no le doy ninguna explicación esotérica, mística o fanfarrona al presente. Como no me gustan los determinismos en la vida, y aunque soy un convencido de que somos los arquitectos y constructores de nuestro destino, debo aceptar humildemente que a veces las cosas no serán como queremos.

Ante el fracaso tenemos varias opciones, la típica es arraigarse en la frustración, antesala del inconformismo y la depresión. Pero existen otras alternativas, una perspectiva que estoy trabajando es complementar el fortalecimiento de la esperanza ligada a la aceptación del momento. Acepto mi realidad y trato de disfrutarla, pero mantengo a pie firme la fe en que las cosas cambiarán.

El disfrutar la realidad esta ligada con descubrir las prioridades de nuestra existencia. Cambiar el paradigma del sufrimiento pasa por comenzar agradeciendo por lo que se es y se tiene. Cuando hablo de tener no me refiero a lo material, estoy pensando en términos afectivos. Es cierto que los cariños son distintos, lo más probable es que el afecto familiar y de amistad no se puedan comparar con el cariño que se da en una relación de pareja.

Hay peleas que uno sabe que va a ganar pero no valen la pena darlas, en cambio hay otras que lo más probable es que perdamos, pero contienen valores irrenunciables que las hacen merecedoras de nuestro mejor esfuerzo.

Podrán pensar que el aceptar es conformismo, quizás por si solo, si lo sea, pero acompañado de una mirada de esperanza, trabajo y crecimiento, lo más probables es que este más cerca de una visión amable, respetuosa y contemplativa de la vida.




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