
La vida es el producto de la suma de nuestros momentos. Los has tenido bellos, feos, horribles, monstruosos, lujuriosos, compasivos, felices, amables, tristes, compasivos, enfermos y también satisfechos. Cada uno de ellos, construyen la fuerza del alma y de tu cuerpo. Por venir, quedarán miles de instantes que durarán un segundo, un minúto o quizás una cifra indescifrable. Llegarán algunos más feos de los que has vivido, pero también otros más bellos. De ahora en adelante escucha cada momento, siéntelo en tu cara, disfruta de su olor y fragancia. Descubre el misterio de vivir. Cada uno de tus nuevos instantes guárdalos en la caja de pandora, cuídalos hasta el último de ellos. Elige al Dios de tu interior y busca ser lo más parecido a lo que quieras ser. No hagas ni sigas a nadie que no quieras en tus futuros instantes.
Ese es tuyo, vivaz, real y cordial como sólo tu vida pueda ser. Si no tuvistes todo lo que quisistes entonces vive y agardece los que si ganastes. Recuerda ese bello momento en que decidistes volver a la tierra, siente una vez más el llanto altivo de tus pulmones al sentir el cambio del líquido amniótico por el aire de la tierra. Besa a tu madre y escucha sus látidos. Descubre la trascendencia y lánzate al vacío para morir nuevamente para que puedas encontrar lo bello, lo virtuoso y lo verdadero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario