
A 11 años de tu muerte, te honro y te agradezco por haberme iniciado en el largo y fructífero camino de las Artes Marciales. Mucho de lo que soy te lo debo a tí. La gratitutd es infinita. Una buena forma de agradecerte por las enseñanzas, amistad y compañía que me entragaste, es continuar transitando con más fuerza y plenitud por la via de la paz y el amor espiritual. El Kung Fu que tu me enseñastes es el reflejo de la consecuencia, compromiso y entrega que ponías en todas las cosas que realizabas. Por que me enseñastes que los maestros visten todo el día como tales y no tan sólo cuando se visten con sus trajes, es que te recuerdo con cariño.
Una vez me distes una dura pero profunda enseñanza. Caminabamos por la calle y recogistes del suelo un clavo y me lo regalastes. Lo mire, ví que era muy poca cosa y lo bote. Tu volvistes a recogerlo y lo guardaste en tu bolsillo. Al llegar a tu casa me dijistes. " Ese clavo reflejaba a tus amigos y seres queridos, los cuales tu mides según lo que parecen y no lo que son, eso significa que buscas relaciones fundadas en el beneficio y no en la amistad pura", luego de tus palabras me taime y me fuí, pero en el trayecto descubrí que me habías dado una gran enseñanza. Querer a mis amigos o a la gente por lo que son, sin esperar nada cambio por tu cariño sin pensar en lo que pueda obtener de ellos. Hasta el día de hoy trabajo para aprender a implementar tu enseñanza en mi vida.
Una vez más mil gracias por todo querido maestro.
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