
Cada instante, cada suspiro, cada momento, cada luz que inspiro y cada motivación que emito son lugares de amor. Asi quiero vivir. De esa forma siento que mi paso por este mundo es más coherente con mi sueño de transformación y felicidad. Un viaje. Un masaje. La compañía espiritual. Mil señales de amor y compasión. Entrar a tu corazón, ingresar a tu hogar, conocer a la hada sutil y doliente que transcurre los días con gratitud e inocencia. Al loco sabio, heredero de Hiram Abif e hijo de Baco y su extraño sentido de superioridad mundana, realizador de miles de pasadizos de soledad. Al guerrero sediento y ciego. Al sabio deshinibido de la realidad, cual quijote que esgrime sus falsas culpas en los mares de miles y miles de oraciones traspasados por escribanos puritanos. Y a tí mi bella Druida, Dulcinea errante que camina sin camino, por el dolor y el sufrimiento de los mitos y leyendas, buscando afuera lo que ya tiene dentro. Encolerizada de confusión y realidad. Tan esquiva para algunos. Evitando a los demonios y buscando la paz de la armonia superior.
Mil gracias por permitirme insistir. Ese día quedará plasmado en mi conciencia sideral, por que fue escrito con la plegaria de los dioses y el aliento de los antiguos sabios del bosque, momento en que pude ser 99% yo. Amarte con todo mi ser, cuidarte desde los pies hasta la coronilla, entregarte el calor de mi alma y mostrarte mi verdadera escencia, la que tantas veces es pasmada por las tonterías de mi ego y las ilusiones de mi cuerpo. Que maravilloso fue conocer el saludo milenario de la luna y el sol, de la paz sobre la guerra y de la razón que canaliza la fuerza.
Mil gracias por compartir ese día conmigo, por permitirme alimentarte, por buscar juntos un cambio, por dar dignidad al espacio, por buscar el buen dormir. Por señalar un camino de compañía y coherencia. Mil disculpas por seguir amándote. Mil disculpas por buscar construir castillos de ilusiones. Mil disculpas por intentar acercarme a tu alma con el fuego eterno de mi luz. Mil perdones por encender una llama de esperanza en mis ojos y la confusión en los tuyos.
Los días pasan y la tierra sigue girando, nosotros meditamos y desviamos con la sutileza gentil y elegante de la grulla, golpeamos con la fuerza descomunal del tigre, encandilamos con el embrujo de la serpiente y sanamos con la compasión extrema del ser que mantiene la luz prendida para acompañar tus latidos, secar tus lágrimas y aprender de tu sonrisa de emoción y trascendencia. Que lo que fue forjado sobre la paz y la armonáa del universo se mantenga por siempre.
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