lunes, 9 de julio de 2007

Un camino de iluminación, no el único.


El Kung Fu es una forma de vida. Para los practicantes de artes marciales es importante vivir según ciertos códigos y normas, las que son traspasadas de generación en generación.
Estas normas no son dogmas, pero representan el trabajo de miles de maestros que nos han antecedido. Gracias a ellos, tu hoy puedes conocer la práctica del camino del guerrero. Estas armas, son instrumentos de superación, en donde el principal adversario a vencer es el propio ego.

El combate es interminable; para algunos, parte con el primer suspiro al nacer y termina cuando expiramos. Para otros, quizás incluso trascienda esta vida. Según mi modesta visión es importante tener en cuenta tres cosas.

No estresarse, los caminos de perfeccionamiento no deben transformarse en una carga, están pensadas para generar paz, compasión y para despertar los mejores sentimientos de nuestra existencia. Si existe estrés, creo que todo terminará siendo una condena y no un acto de felicidad.

La actitud correcta, nuestro camino es personal pero no individualista, preocupémonos por nuestro entorno. Amemos a todos los seres sintientes del planeta, no por obligación, más bien por placer. Cuando practiques, enfócate en vivir el aquí y el ahora, déjalo todo en la cancha y permite que el cielo se conecte con la tierra, transfórmate en un rayo de luz, en un puma salvaje, vincúlate a ese Buda que vive en ti.

Persistir, persistir y persistir. Y cuando tengas duda sigue persistiendo. Si no puedes patear, golpea con los puños, si no puedes, usa tu cuerpo, primero la cabeza y luego el resto de tu humanidad, si ya no puedes mover ni un solo pelo de tu cabeza, siéntate y practica con la mente una buena oración te dará la fuerza para seguir persisitiendo...

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